A lo largo del tiempo, el mundo ha sido testigo de matrimonios homosexuales en diversas culturas. Si se trata de evidencias, existen pruebas de que fueron tolerados en Mesopotamia y el antiguo Egipto, que incluyen hasta una tumba faraónica construida para una pareja del mismo sexo. Tampoco resultó un hecho ajeno para los antiguos griegos y romanos, para algunos rincones del mundo asiático o para tribus de Norteamérica.
En algún momento de la historia se impuso la creencia judeo-cristiana, generalizándose la idea de que la única forma legítima de matrimonio era la unión entre un hombre y una mujer, debido a la capacidad reproductiva de dicha combinación. La occidentalización del mundo condenó la unión entre personas del mismo sexo hasta los albores del siglo XXI, cuando empiezan a recogerse los logros de 30 años de lucha sostenida por parte del colectivo LGBT.
La protesta conocida como los disturbios de Stonewall, que tuvo lugar en Nueva York el 28 de junio de 1969, fue pionera en el proceso de reivindicación de los derechos del lesbianas, gais, bisexuales y transexuales; marcó el nacimiento del movimiento LGBT y dio paso a la organización anual del día del Orgullo Gay, actualmente una celebración de alcance internacional que insta a la tolerancia y la igualdad.
No es de sorprender que lo que empezó a gestarse en aquel incipiente verano disparara las alarmas de muchos. ¿Desatarían tales aspiraciones la ira divina, poniendo en peligro la supervivencia de la especie? ¿Qué pasaría con el sagrado concepto de familia? Tres décadas más tarde los avances han sido muchos, entre ellos que el matrimonio homosexual es legal en 23 países. Holanda inauguro el grupo en abril de 2001, Alemania se acaba de unir y próximamente se sumará Taiwán como primer territorio asiático.
España entre los primeros.
En su ensayo sobre la homosexualidad en la edad media, Carlos Callón cuenta que en 1061 un sacerdote casó en el municipio gallego Rairiz de la Veiga a Pedro Díaz y Muño Vandilaz. Tras un larguísimo período de satanización de las relaciones homosexuales, en el silgo XXI España encabeza la lista de países donde las parejas del mismo sexo pueden casarse.
La ley entró en vigor en 2005 situando al país, como pocas veces, a la vanguardia de los avances sociales de la época. La iniciativa no fue, como afirmó el entonces líder de la oposición Mariano Rajoy, una manía del presidente Zapatero de parecer moderno; quizás podría definirse como una buena lectura que hizo el PSOE de las demandas de los nuevos tiempos, que ameritaban dar de baja prejuicios e ideas anacrónicas que no representaban al país.
En términos de igualdad, las conquistas del colectivo LGBT han llegado en algunos países hasta la posibilidad de optar por la gestación subrogada para formar una familia. No es el caso de España, donde actualmente existen grupos opuestos a su regulación, aun cuando las familias formadas gracias a esta técnica de reproducción asistida son una realidad en aumento.
A diferencia de lo que sucedió en 2005, en su Congreso Federal realizado a mediados de junio, el PSOE se pronunció en contra de legislar en este sentido. No siempre es posible estar entre los primeros, de modo que la lucha continúa. En relación con la gestación subrogada, Pedro Fuentes, presidente de la asociación Son Nuestros Hijos, insiste en que “es hora de no segregar derechos en función de la orientación sexual”. En su más reciente columna de opinión afirma que “España puede y sabrá hacerlo”.